En el mundo de la informática y la tecnología en general nada es
perdurable; todo cambia, y hasta aquellas construcciones que por su
tamaño parecen inamovibles, pueden verse (con)movidas. Esto debe estar
sintiendo el que hasta hace unos días era
el superordenador más rápido de mundo, el
Tianhe-1A, quien ha sido superado por el
Fujitsu K,
un superordenador de origen japonés que alcanzó los 8.2 petaflops y va
por los 10 en unos meses, situándose, y creemos por bastante tiempo, en
la cima de los superordenadores más poderosos.
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